José Luis Grosso
Comparto que "es lo que hay", que la cuestión está en "profundizar hacia abajo", que los límites son y serán cada vez más fuertes, pero sobre todo temo a la "institucionalización del kirchnerismo", a su memoria corta, a su "futurismo".
Temo a la "institucionalización del kirchnerismo", a su memoria corta, a su "futurismo":
Temo al triunfalismo que viene, a la euforia institucionalizadora en formato partido como neoperonismo del siglo XXI (Perón-Evita::Kirchner-Cristina), tomada por sensibilidades clase-media, cuya memoria de derechos humanos llega hasta la dictadura militar del 76 y cuyo futurismo se iconiza en Tecnópolis, eso puede dar un "nacional-popular" intolerante con lo que deja afuera: otras configuraciones etnoculturales, otras matrices civilizatorias no-desarrollistas, otras territorialidades que no son las del Estado-Nación.
No hay otra opción, pero los límites se irán haciendo cada vez más restrictivos, no la veo a Cristina profundizando más allá de lo que lo ha hecho, querrán cobrar lo avanzado y lo que ellos hicieron como voto de confianza, ya no habla tanto de "injusticia social", ahora se trata del "futuro" y éste apoya con desarrollo social lo que saca de las regalías, es su modo de "redistribuir". El futuro no se negocia y mucho menos se discute.
No veo tanta "esponjosidad" como González, no veo elementos inmediatos al gobierno que le apunten a sacrificar lo ganado políticamente con potenciamiento del antagonismo que pueda asustar a los propios kirchneristas y mucho menos con fortalecer a quienes podrían radicalizar las luchas emancipatorias: movimientos de base y comunidades. Cristina no lo ha hecho: no ha abierto el abrazo público a los que empujan desde abajo, no ha salido al balcón, no ha permitido que la turba tome forma. El partido buscará contener la asamblea popular, Intuyo un "frenáte" que se volverá un obstáculo, y que se resentirá y lo manifestará emotivamente por la "ingratitud" de quienes "están mejor que antes" porque "algo se ha hecho".
Temo a la "institucionalización del kirchnerismo", a su memoria corta, a su "futurismo":
Temo al triunfalismo que viene, a la euforia institucionalizadora en formato partido como neoperonismo del siglo XXI (Perón-Evita::Kirchner-Cristina), tomada por sensibilidades clase-media, cuya memoria de derechos humanos llega hasta la dictadura militar del 76 y cuyo futurismo se iconiza en Tecnópolis, eso puede dar un "nacional-popular" intolerante con lo que deja afuera: otras configuraciones etnoculturales, otras matrices civilizatorias no-desarrollistas, otras territorialidades que no son las del Estado-Nación.
No hay otra opción, pero los límites se irán haciendo cada vez más restrictivos, no la veo a Cristina profundizando más allá de lo que lo ha hecho, querrán cobrar lo avanzado y lo que ellos hicieron como voto de confianza, ya no habla tanto de "injusticia social", ahora se trata del "futuro" y éste apoya con desarrollo social lo que saca de las regalías, es su modo de "redistribuir". El futuro no se negocia y mucho menos se discute.
No veo tanta "esponjosidad" como González, no veo elementos inmediatos al gobierno que le apunten a sacrificar lo ganado políticamente con potenciamiento del antagonismo que pueda asustar a los propios kirchneristas y mucho menos con fortalecer a quienes podrían radicalizar las luchas emancipatorias: movimientos de base y comunidades. Cristina no lo ha hecho: no ha abierto el abrazo público a los que empujan desde abajo, no ha salido al balcón, no ha permitido que la turba tome forma. El partido buscará contener la asamblea popular, Intuyo un "frenáte" que se volverá un obstáculo, y que se resentirá y lo manifestará emotivamente por la "ingratitud" de quienes "están mejor que antes" porque "algo se ha hecho".
Lo nacional-popular como chantaje entre lo general y lo particular, sacrificando lo particular, además de suponer una definición de lo "general" centrada en la localización del propio particular en el orden del mundo vigente (es siempre un deslizamiento imperceptible "generalizar" lo que el sentido común dominante, es decir, impuesto por la formación hegemónica que se dice criticar, ya ha establecido como "sentido de realidad"), además de esta naturalización del propio particular como "general", digo, se corresponde con la estrategia operativa hegemonizante / homogeneizante de la izquierda y de la derecha que trata a las diferencias que involucran relieves culturales e interculturales en calidad de "obstáculos" o "resistencias" que en cualquier caso hay que pasar por encima en función del curso general de la historia y/o del "bien común". Los imperativos de la política resultan así siempre más próximos a la propia concepción del mundo.
Las nuevas emergencias se volverán divisorias de aguas, la gran reunión se quedará rodeada de próximos, no todos ellos deseados, pero muchos próximos deseados se volverán antagónicos. Lo popular-intercultural abrirá brecha emancipatoria. Creo que hacia allá vamos y debemos prepararnos para estar al lado de "los que vienen atrás".
Las nuevas emergencias se volverán divisorias de aguas, la gran reunión se quedará rodeada de próximos, no todos ellos deseados, pero muchos próximos deseados se volverán antagónicos. Lo popular-intercultural abrirá brecha emancipatoria. Creo que hacia allá vamos y debemos prepararnos para estar al lado de "los que vienen atrás".
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