En 1929, los responsables de la Enciclopedia Británica propusieron a T.E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, que redactara la voz “guerrilla” de su decimocuarta edición. Lawrence expuso en el texto los fundamentos teóricos de la guerrilla árabe contra el dominio turco que él mismo dirigió entre 1916 y 1918. En Acuarela Libros publicamos ese maravilloso texto en 2004, acompañado de un estudio complementario a cargo de uno de los miembros del colectivo italiano de escritores Wu Ming, en concreto Wu Ming 4 (por cierto, este otoño publicaremos Estrella de la mañana, la novela de Wu Ming 4 que cuenta con Lawrence como personaje principal). Puedes leer Guerrilla entero aquí.
Mientras releía el librito estos días (apenas sesenta páginas) no podía quitarme de la cabeza en ningún momento las imágenes de lo que vivimos en Madrid durante la primera semana de agosto: la ocupación policial de Sol, las manifestaciones masivas circulando por el centro de Madrid en pleno agosto y la liberación final de la plaza la noche del 5, otra de esas jornadas de fiesta genuina a las que nos está mal acostumbrando el 15-M.
Si una cosa me llevaba a la otra es porque las resonancias son poderosas: nuestra victoria fue la de Lawrence. Entresaco algunas citas de los dos textos, intercalando mis propias reflexiones sobre la no-batalla de Sol. ¿Qué es eso de no-batalla? Es el concepto central de la guerrilla de Lawrence: el conflicto a distancia, que nunca ofrece un blanco al adversario.
La victoria se debe sobre todo una acción intelectiva, a un cambio arbitrario de perspectiva, que no desafía la fuerza del enemigo, sino que la hace vana, la sortea y la vuelve inútil (WM)
Si un punto geométrico particular del mapa del teatro bélico es de importancia estratégica, la victoria no consiste necesariamente en conquistar ese punto, en el que el enemigo se siente inatacable, sino más bien en modificar el mapa entero para convertirlo en un punto de importancia secundaria (WM)
Desplazar la acción a otra parte, insistir en otros puntos, irse a otro sitio y dejar al enemigo que defienda atrincherado un lugar que se ha vuelto inservible. La movilidad cuenta más que la fuerza (WM)
La guarnición de Medina se hallaba encerrada en sus trincheras, desperdiciando su capacidad de maniobra, comiéndose a los animales que ya no sabían cómo alimentar. Les habíamos arrebatado toda capacidad de hacernos daño y, sin embargo, aún seguíamos empeñados en arrebatarles la ciudad. Pero, ¿para hacer qué? Allí eran inofensivos. Desde todos los puntos de vista estaban mejor donde estaban. ¡Dejadles, pues! (L)
Sol fue nuestra Medina. El martes día 2 de agosto desalojaron de malos modos los restos de la acampada y el punto de información. Prácticamente presentaron la operación policial como una operación de limpieza: arrancaron por ejemplo nuestra hermosa placa y la arrojaron a un contenedor. Y así nos sentimos muchos: borrados del mapa sin mediar palabra, como si sólo fuésemos basura, como si no hubiéramos existido nunca. ¡Ya quisieran!
Decidimos demostrarles que se equivocaban y ese mismo día por la tarde nos autoconvocamos pacíficamente en Sol, ya ocupado por la policía. Eramos muchísimos, más de lo que ningún cálculo había podido anticipar. La primera idea era “reconquistar” la plaza, pero se trataba de un objetivo imposible. La relación de fuerzas nos era claramente desfavorable. Durante un largo rato estuvimos allí parados, haciendo ruido frente a los cordones que la policía había establecido en cada una de las nueve arterias de la plaza. Qué hacer…
De pronto un grito: “ciao ciao ciao, nos vamos a Callao”. La consigna prende. Adiós, nos vamos, ahí os quedáis. En lugar de hacer frente, damos la espalda. Un leve giro y, tachán, Madrid entero es nuestro. Empezamos a circular: primero Callao, pero luego también Gran Vía, Alcalá, Paseo del Prado, Atocha, asamblea multitudinaria en la Plaza Mayor a medianoche… Varios miles de personas, pero ni una sola bandera o sigla, mezcla y diversidad, anonimato puro. Cambio de perspectiva, cambio de escenario, cambio de interlocutores, cambio de afectos. Ya no le gritamos nuestra rabia a la policía impasible, sino que nos hacemos presentes por toda la ciudad. Transformamos una situación de impotencia en potencia. Alegría del regate. Tenía razón Lawrence: entrar en Sol, ¿para qué?
Permanecer siempre en un lugar distinto al del enemigo, obligarlo a desangrarse, hacer cada vez más cara la defensa y el mantenimiento de sí mismo, hasta el colapso moral y económico (WM)
Nosotros no teníamos bienes materiales que perder; por eso nuestra mejor línea de conducta era no defender nada y no disparar contra nadie. Nuestras bazas eran la rapidez y el tiempo, no la potencia de fuego (L)
La guarnición de policías de Sol se queda encerrada en su trinchera, protegiendo el vacío. Un día, dos días, tres… Nosotros tenemos todo el tiempo del mundo. ¿Y ellos? Todo esto tiene su coste, que se multiplica cada día que pasa. ¿Qué imagen de Madrid se está transmitiendo al mundo entero? ¿Qué pasa con los negocios que hay en la propia plaza? ¿Cuánto tiempo se puede mantener el centro de la ciudad (también turístico y comercial) cerrado a la circulación de las personas? El propio dispositivo no es sostenible: los policías tienen que hacer horas extras, no hay suficiente reserva para los relevos, el agotamiento se hace cada vez más evidente, el Sindicato de Policía (SUP) emite un comunicado criticando con mucha dureza la decisión de ocupar Sol. “Se veían obligados a comerse a los animales que ya no sabían como alimentar…”. Todo el tinglado se viene abajo cuatro días después, la noche del viernes entramos felices en la plaza liberada y nos volvemos a marchar unas horas después, sin reinstalar el puesto de información. ¿Para qué? “Cada guerrillero es un centro de comunicaciones”. Es la mejor prueba de que no se trata de una cuestión de propiedad sobre el territorio.
Los árabes estaban luchando por la libertad, un placer que sólo disfruta el hombre cuando está vivo (L)
Los hombres, al ser irregulares, no eran unidades, sino individuos y una pérdida individual es como un guijarro que cae al agua: el golpe podrá ser breve, pero su ausencia la nombran anillos de pena. El ejército árabe no podía permitirse tener bajas (L)
La de Lawrence es una estrategia de sustracción. El enemigo no es combatido, sino abandonado y desorientado (WM)
No se trata de rehuir el conflicto, sino de plantearlo en los propios términos: no tanto de superficie, como de profundidad. Lawrence se preguntaba: “¿Cuántos turcos serían necesarios para contener un ataque en profundidad, en el que la sedición alzara la cabeza en cada una de las 100.000 millas cuadradas sin atrincherar?” Y nosotros podemos hacernos la misma pregunta: “¿Cuántos policías serían necesarios para contener un ataque en profundidad, en el que la sedición alzara asambleas en cada una de las plazas de Madrid?”
En realidad nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. Nosotros mismos cuando pensamos a la turca. Y pensamos a la turca cuando aceptamos la definición del conflicto como enfrentamiento directo entre dos bloques simétricos. Ahí perdimos, perdemos y perderemos. Las autoridades políticas deseaban locamente el siguiente escenario: nosotros armados con palos y cascos tratando de traspasar los cordones policiales y de recuperar Sol. Choque frontal. Dinámica abstracta y completamente autorreferencial. Decenas de heridos y detenidos. Decenas de anillos de pena y rencor. División en el movimiento entre “violentos” y “no violentos”. Espiral interna de acusaciones y denuncias. Aislamiento y criminalización progresiva. Como explica Lawrence, las batallas son imposiciones de los fuertes sobre los débiles, la estrategia del débil es la no-batalla.
¿Cómo iban los turcos a defenderse? Sin duda con una línea de trincheras, siempre y cuando los árabes fueran un ejército que atacara con las banderas al viento. Pero supongamos que fueran una influencia, algo invulnerable, intangible, sin frente ni retaguardia, que se mueve como el gas… Los árabes eran como un vapor llevado por el viento. Nuestros reinos estaban vivos en la imaginación de cada uno (L)
Algo invulnerable, intangible, sin frente ni retaguardia… Sin jefatura, ni cuartel general, ni identidad acabada (antisistemas, izquierda…). Nada que se pueda capturar, desmantelar, ocupar, señalar. Como dice Anonymous en sus comunicados, somos todos y estamos en todas partes.
Pensamos a la turca cuando valoramos que el verdadero logro es la conquista de un territorio. Ya hubo mil discusiones al respecto cuando se debatía la oportunidad de levantar la acampada. Sol no es una patria, sino un símbolo. El símbolo de otra forma de hacer las cosas, otra narración del mundo y otro marco de lo posible. ¿Un símbolo necesita algún tipo de materialidad? Sin duda, pero la materialidad del símbolo-Sol no son tanto las lonas y las tiendas, como nuestros comportamientos, nuestras formas y nuestra visión. Horizontalidad, respeto, inteligencia colectiva, inclusividad, noviolencia activa… Sol es un estado mental, no un espacio físico. Es una ficción infinitamente reproducible (en otros sitios) y redefinible (con otros contenidos), no una entidad cristalizada en unas características fijas.
Si Sol había sido ocupado, entonces se trataba de convertir toda la ciudad en Sol.
El punto de fuerza del guerrillero reside más en la capacidad de contagiar con sus propias ideas a la población civil que en la eficacia militar directa. El conflicto no es físico, sino moral, político (WM)
Basta con que un solo dos por ciento de la población se levante en armas, si el restante 98% practica la resistencia pasiva y, llamémosla así, una presión psicológica sobre el ejército enemigo (WM)
La revuelta debe contar con una población amistosa, no activamente amistosa pero simpatizante hasta el punto de no desvelar los movimientos rebeldes al enemigo (L)
Sin duda éramos muchos, sobre todo para ser agosto. Nadie contaba con ello, es seguro que las autoridades hicieron otros cálculos cuando decidieron desalojar Sol. Pero en todo caso, seguíamos siendo una minoría. ¿Dónde está la fuerza de esa minoría? No es cuestión de número, no es cuestión de capacidad de choque, ¿entonces? ¿Por qué la policía permitió nuestros recorridos instintivos y espontáneos por la ciudad?
La fuerza está, como en el caso de la mismo acampada en Sol, en el vínculo vivo con lo que Juan Gutiérrez llama “la parte quieta del movimiento” y Lawrence “población amistosa”. Es la gente que no participa en las instancias organizativas del 15-M, pero se siente concernida por el movimiento y lo apoya cómo y cuando puede. Esa simpatía no es algo banal. Por el contrario, como dice Wu Ming ejerce una resistencia psicológica decisiva sobre el enemigo: ¿a qué me arriesgo si reprimo a los manifestantes? ¿Qué corrientes de opinión levantará? ¿Cómo se traducirá eso en las elecciones? El 15-M no son sólo los que están ahí, en la calle o en las asambleas, sino una energía que circula dentro y fuera. A la minoría que mantiene vivo el lazo con la parte quieta del movimiento la llamaremos minoría mayoritaria.
En una asamblea donde se discutían las estrategias posibles de acción frente a la ocupación policial de Sol, alguien dijo: “recordemos siempre que nuestras acciones no son sólo nuestras”. Creo que pensaba en la parte quieta del movimiento: qué tipo de lenguajes y acciones nos permiten mantener vivo el vínculo con ella, cuáles por el contrario nos alejan. A la minoría que ha perdido el lazo vivo con la parte quieta del movimiento la llamaremos gueto. El poder está deseando vérselas con un gueto, lo pide a gritos. Un gueto es débil, porque está aislado o incluso tiene a la población en contra. Nuestras acciones no son sólo nuestras, hay que cuidar un espacio donde otra mucha gente pueda reconocerse y sentirse implicada. Ver y escuchar más allá de uno mismo, preservar la fuerza del anonimato.
Convertir a cada individuo en simpatizante y amigo (L)
Es interesante reflexionar sobre los insultos que recibe el 15-M: perros, ratas, alimañas, piojos, chinches. Es como si nos quisieran deshumanizar negándonos la capacidad de hablar. Así no se insulta a un adversario (al que estamos obligados a reconocer), sino a un enemigo (al que se pretende simplemente eliminar). Destruir al otro implica desconocerle primero. Para contrarrestar la fuerza destructiva de los estereotipos la gente del 15-M ha hecho desde el primer día un grandísimo esfuerzo de humanización, hablando en primera persona, como uno más, como uno cualquiera, buscando la empatía, el reconocimiento (“somos como tú”) y un acercamiento sensible al otro. Incluso con la policía, en momentos de mucha tensión. “Vemos personas bajo los uniformes”, se cantaba en Sol. Personas bajo los uniformes, personas bajo los estereotipos, es lo mismo. Lo común es la humanidad.
El enemigo es una contingencia, no un referente de acción (WM)
La presencia o ausencia del enemigo es un asunto secundario (L)
La guerrilla de Lawrence no es una guerrilla anti-turca. No se define a partir de los turcos ni se dirige contra ellos. La libertad que promueve no es una “libertad contra”, sino más bien “libertad de” o “libertad para”. No es una guerrilla que establezca una frontera clara con lo que “no es guerrilla”, sino que más bien tiende a ensanchar sus límites, incluyendo todas las simpatías porque cada una es importante y puede tener su papel. De ese modo no está aislada y, por tanto, no es débil. Se basa más en la construcción de otros puntos de partida para el pensamiento y la vida que en la simple negación que no sale del círculo de lo negado. Es activa, no reactiva. No razona a partir de principios ideológicos consignados en alguna tabla de la ley, sino que piensa concretamente qué aumenta su potencia, es decir, su capacidad de actuar. Qué alianzas, qué acciones, qué movimientos. Se expresa mucho más en la alegría de estar juntos que en la voluntad resentida de revancha. La guerrilla de Lawrence es lo más contrario a una figura o posición victimista. No se queja ni maldice su suerte. No busca chivos expiatorios, ni cultiva interiormente el sentimiento de inferioridad. No repite incansablemente lo malos que son los turcos (y lo buenos que son los árabes por contraste). No espera pasivamente respuestas exteriores, ni busca la salvación en el castigo al otro. Se hace responsable de sí misma y de la marcha del mundo. Produce nueva realidad, no sólo sufre y denuncia la que hay.
Estoy hablando de la guerrilla árabe según Lawrence, pero pienso también en lo mejor del 15-M.
Los fundamentos de la guerrilla-movimiento son por tanto dos: la movilidad, como mejor arma de defensa; y el pensamiento, como mejor forma de ataque. Sustraerle los blancos al enemigo y “convertir a cada individuo en simpatizante y amigo” son las claves de la victoria (WM)
Tendremos que tenerlo muy presente los meses que vienen si no queremos dejarnos encajonar en los callejones sin salida represión/reacción o en el tablero de ajedrez político de “las dos Españas”.
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